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La autora es pre-candidata a diputada, abogada, especialista en microfinanzas y desarrollo social.
EL 1.º de mayo de cada año se celebra en casi todo mundo, el "Día Internacional del Trabajador" (menos en Estados Unidos y en Canadá), en honor de las luchas de los trabajadores por la reducción de la jornada laboral a 8 horas en las fábricas de los EE. UU. (1886).
Soy de la opinión que más que conmemorar el día del trabajo, debemos de convertir este día, cada año, en un día de avance para los trabajadores. Una fecha para reflexionar sobre qué tipo de políticas públicas se requieren, no sólo para fomentar empleo, sino que éste sea digno, bien remunerado y que con ello, consolidemos las conquistas logradas por los trabajadores y la prosperidad del patrono.
Digo esto, porque en la República Dominicana, el desempleo alcanza la preocupante cifra de un +15 %, lo que se constituye en uno de los grandes problemas que debe afrontar la Administración Medina y el sector empresarial.
De acuerdo con el informe, “Perspectivas sociales y del empleo en el mundo: Tendencias 2015” de la Organización Mundial del Trabajo (OIT), es posible promover las perspectivas laborales y sociales, si se impulsa la demanda agregada y la inversión de capital, mediante políticas laborales de ingresos empresariales y sociales. Agregado a esto, es preciso, que los sistemas crediticios se orienten a apoyar la economía real, haciendo un especial énfasis en las micros y pequeñas empresas.
Mi propuesta para ayudar a la reducción del desempleo en nuestro país podría servirle al Presidente Medina para garantizar la creación de esas 400 mil plazas laborales que ha prometido, como parte de su política de Estado. Esta propuesta está sustentada en las experiencias exitosas de la cooperación al desarrollo en toda Latinoamérica, que se apoya en los emprendedores, las microempresas, las microfinanzas y las instituciones microfinancieras (IMF).
Para que el microcrédito pueda poner en marcha actividades productivas, como crear autoempleos y fortalecer las microempresas, se requiere de IMF con prestaciones sociales para los usuarios de los microcréditos. Para ello es preciso emprender reformas del mercado microfinanciero que permitan apoyar a las instituciones actuales, disminuyendo la presión fiscal de estas entidades, promoviendo la creación de nuevas IMF sin ánimos de lucro, estableciendo un marco regulatorio claro al sistema microfinanciero y, por último, incentivando la inversión de los capitales internacionales y del Estado dominicano en este tan importante sector.
El instrumento financiero que nos permitiría lograr la disminución del desempleo es el microcrédito, ya que apoya de manera solidaria a las personas excluidas de la financiación tradicional, lo cual permitiría otorgar pequeños capitales a las personas desocupadas, tanto en las zonas urbanas como en las rurales.
En República Dominicana, los servicios de microfinanzas son provistos tanto por entidades reguladas (bancos múltiples, de ahorro y crédito y corporaciones de crédito) como por entidades no reguladas (ONG y cooperativas). Estas instituciones buscan promover la bancarización y el desarrollo de productos micro-financieros (micro-seguro, capital inicial de negocio y vivienda) a fin de impulsar la inversión productiva, el ahorro y el bienestar social de familias dominicanas. Debemos de dar un paso en firme para fortalecer institucionalmente la necesidad del microcrédito para salir de la pobreza. Es ahora mismo, el camino más seguro.
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